Teniendo en cuenta que la filosofía es una experiencia que siempre está de camino, como gustaba decir Jaspers, tal vez nuestra lengua esté especialmente preparada para una filosofía con un carácter distinto al que se ha realizado en otras lenguas y vayamos con el hablar castellano de camino a otro pensamiento, a otra elaboración reflexiva con sus riquezas y nutrientes propios. Creemos que los estudios que se contienen en este libro pueden refrendar esta última aseveración.